Calidad de vida: El crecimiento de la población, el calentamiento global y la escasez hídrica demandan grandes esfuerzos colectivos. Por eso, la academia debe trabajar colaborativamente para acelerar los cambios que Chile y el mundo necesitan.
Un objetivo transversal en la educación superior es generar redes que fomentan el trabajo colaborativo. Así lo ratifica el chileno alemán Christian Rodiek, que ha liderado diversos emprendimientos en nuestro país. “Creo que industria y academia deberían trabajar mucho más juntos para generar sinergias y formar profesionales con proyección”, sostiene el fundador de FirmaVirtual, startup que en solo cuatro años ha logrado posicionarse en Chile, México y Perú.
En este contexto, el líder de la plataforma de firma electrónica cree que mucha gente estudia sin saber si tendrá trabajo después. De ahí la importancia de conectar la oferta educativa con lo que demanda el mercado; es decir, los estudios teóricos deben ir de la mano de la parte práctica. “Eso existe hace mucho tiempo en Alemania, donde las empresas trabajan en conjunto con las universidades para que aporten a la investigación y el desarrollo”, señala.
De esta forma, el salto desde la carrera universitaria al mundo laboral se hace más fácil y contribuye al desarrollo de futuros líderes. En este sentido, el impacto de la colaboración academia-industria se resume en vinculación con el medio, según Felipe Meza, director del capítulo chileno de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS).
“Es muy importante que tanto estudiantes como investigadores y líderes de procesos en el ámbito industrial, intercambien experiencias para que exista una transferencia de conocimiento productivo, que se materialice en productos y servicios que mejoren la calidad de vida de las personas”, comenta Meza, quien ha comprobado lo anterior, como gerente general de Aguas Santiago Poniente.
Calidad de vida: Forjando redes
De hecho, la mejor evidencia del poder de la colaboración fue el simposio sobre remoción y recuperación de nutrientes en aguas residuales, organizado por AIDIS Chile, donde participaron tanto académicos como representantes de empresas sanitarias y del Estado.
“Nuestros profesionales son reconocidos internacionalmente, cada uno en su experticia. El tema es que acá en Chile no lo sabemos o se difunde muy poco. Las universidades están haciendo lo suyo. Cada vez existen más intercambios de futuros profesionales para tomar cátedras en otras latitudes”, afirma Felipe Meza, quien valora instancias como las que promueve AIDIS Chile, debido a que enriquecen los conocimientos, fortalecen los lazos e invitan a reflexionar sobre el valor de los esfuerzos colectivos.
Por su parte, Vladimir Glasinovic, director del Programa Eleva Alianza CCM-Eleva, cree que estudiar carreras mineras donde se encuentran emplazadas las principales minas de cobre y litio del mundo es una tremenda ventaja competitiva. “Tienes acceso a los principales expertos, tecnología de punta y un ecosistema habilitante de primer nivel. Aquí el rol de vinculación de la industria con el sector formativo es clave”, afirma.
Desafíos globales
La 28ª Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUC), que reunió a jefes de Estado, líderes empresariales y científicos entre otros actores, fue uno de los encuentros más representativos del valor del trabajo colaborativo de cara a un reto transversal.
“El cambio climático es la crisis de estos tiempos. Sin una colaboración público-privada y acciones concretas, veremos consecuencias cada vez más graves en nuestras vidas, negocios y economías. Por ende, el progreso que logremos en esta década será fundamental para las generaciones futuras”, señala María de Wysocki, vicepresidente senior y directora de Sostenibilidad de la Oficina Principal de Sostenibilidad de Cisco.
Limitar el calentamiento global a 1,5 °C es un objetivo compartido por todas las naciones. Por eso, organizaciones de todo el mundo han presentado diversos planes que buscan disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. “Muchas ‘redes eléctricas’ tradicionales están al límite y los fenómenos meteorológicos seguirán añadiendo estrés”, afirma la ejecutiva.
Según María de Wysocki, hoy se requieren acciones audaces, estratégicas y colectivas. “Hay que mitigar el cambio climático, salvaguardar la diversidad biológica, mejorar la seguridad alimentaria y crear comunidades más inclusivas y resilientes. Anticipar un aumento en los proyectos que aprovechan las capacidades de la naturaleza, como la forestación, la reforestación y la gestión sostenible de la tierra. De esta manera, se reducen los peores resultados del cambio climático, garantizando la oportunidad de construir un futuro inclusivo para todos”, concluye.
Fuente: El Mercurio.