Las cifras hablan por sí solas. La producción de una sola hoja de papel requiere cinco litros de agua; lo mismo que consume jugar con la inteligencia artificial, una herramienta que -utilizada sabiamente- puede agregar valor y aportar enormemente a la eficiencia.
Probablemente, una de las búsquedas más recurrentes del último mes en Google tenga relación con cómo generar imágenes al estilo del Studio Ghibli. Tal como explica Pedro Quiroz, CTO de Bagrou, las redes sociales se han visto saturadas de fotografías modificadas con filtros de todo tipo.
“La nueva funcionalidad de ChatGPT, la popular herramienta creada por OpenAI, convierte fotografías en dibujos al estilo de los estudios Ghibli, Pixar, Disney o cualquier otro que los usuarios sueñen”, detalla el especialista en tecnología.
Pero no muchos se han cuestionado el impacto que genera todo modelo de inteligencia artificial en el planeta, especialmente, debido al consumo de agua asociado a la refrigeración de los servidores donde se procesa cada uno de estos juegos. Se estima que la generación de una sola imagen puede consumir entre 500 ml y 5 litros de agua, lo que aumenta significativamente cuando se generan en masa.
“Sin duda, el uso que le estamos dando a las herramientas basadas en inteligencia invita a la reflexión. ¿Estamos aprovechando la IA para ser más productivos? ¿Los nativos digitales están realmente aprendiendo tecnología? ¿Usamos inteligentemente la IA para mejorar la calidad de vida? Quizás esta fiebre de imágenes generadas con IA nos esté dando las respuestas”, reflexiona Pedro Quiroz.
Y es que las nuevas tecnologías -que deberían hacernos la vida más fácil y ayudarnos a ser más eficientes para enfocarnos en mejorar nuestro desempeño laboral o académico- se están convirtiendo en objeto de juego y diversión, cuando constituyen recursos valiosos para la solución de múltiples problemas.
“Todos los actores del mundo de la tecnología tenemos en nuestras manos el poder y la responsabilidad de evangelizar, sobre los beneficios y aplicaciones de las nuevas tecnologías. De esta forma, contribuiremos a la productividad en ambientes laborales, académicos, empresariales e incluso al desarrollo personal”, afirma el CTO de Bagrou.

Adiós al papel
Igualmente, la producción de una hoja de papel consume al menos cinco litros de agua. A ello hay que sumar las emisiones de carbono vinculadas al proceso y traslado de este insumo. Por eso, diversas organizaciones han optado por digitalizar sus documentos y, poco a poco, las personas están eligiendo la firma electrónica, despidiéndose de los engorrosos trámites presenciales.
“En los últimos cuatro años, más de un millón de firmantes han elegido el cambio, sustituyendo la firma de puño y letra en papel por la comodidad y seguridad que ofrece la firma electrónica en nuestra plataforma”, sostiene Christian Rodiek, fundador de FirmaVirtual.
Sin embargo, aún queda camino por recorrer y resistencia por vencer. ¿Miedo a lo desconocido? ¿Pocas ganas de aprender? Sin importar la razón, la era digital no se detendrá.
“La adopción de nuevas tecnologías en el ámbito notarial no solo favorece la accesibilidad y la productividad, también se alinea con la urgente necesidad de mitigar el impacto de las actividades productivas, el transporte y el consumo de los millones de litros de agua que requieren los árboles utilizados en la fabricación de papel”, comenta Christian Rodiek.
Almacenar en la nube
Nadie dice que las transiciones sean simples. Muchas de ellas tienen que ver con modificar la forma de pensar o con la cultura de una organización. Pero la revolución digital no espera a nadie. Por eso, muchos ya se están subiendo al carro de la gestión documental digital.
Firmas electrónicas y sistemas de kardex en la nube, no solo optimizan los procesos empresariales, digitalizar también tiene un impacto significativo en la sostenibilidad ambiental.
“Al eliminar el uso de papel, las empresas contribuyen enormemente a la reducción de su huella de carbono y a la conservación de nuestros recursos naturales. De hecho, la producción de papel tiene directa relación con la deforestación y las emisiones de gases de efecto invernadero”, comenta Juan Ignacio Oyarzún, gerente comercial de Bagrou.
Sin ir más lejos, para producir una tonelada de papel virgen se requieren más de dos toneladas de madera, al menos cinco mil litros de agua y más de 7.000 kWh de energía. Entonces, ¿por qué no imprimir sólo cuando es estrictamente necesario? “Gracias a la tecnología, contratos, manuales de procedimiento, protocolos, anexos laborales y otros documentos se almacenan, organizan y firman en línea de manera segura”, añade el ejecutivo.
En la industria de la seguridad privada, por ejemplo, debido a los estrictos requisitos de cumplimiento y control de personal pueden llegar a utilizarse 750 páginas por cada trabajador. “Lo anterior, significa que una empresa que emplea a tres mil colaboradores, con una rotación anual promedio de 30%, que implica unos 900 empleados nuevos, puede alcanzar fácilmente la impresión de unos tres millones de páginas al año”, detalla Juan Ignacio Oyarzún
Fuente: El Mercurio, martes 22 de abril, suplemento «Día de la Tierra».