Evaluar el desempeño económico de una empresa, es vital para poder conocer su capacidad financiera. Este es un punto importante que puede marcar la diferencia entre una organización que termine en quiebra, y otra que crezca de manera exitosa.
Para comprender un poco más sobre el patrimonio o el nivel de endeudamiento que tenga una empresa, es necesario tener en cuenta una serie de estrategias a fin de mantener a flote los procesos, la producción y la cantidad de recursos disponibles para invertir.
Y en este particular, vale decir que el análisis financiero es muy importante y no se debe desestimar. Es una herramienta clave para una eficiente gestión, que tiene como indicadores la liquidez, los ingresos, solvencia, rentabilidad, eficiencia operativa, rendimiento de una empresa, entre otros.
Si quieres conocer todo lo referente a la capacidad financiera, te invitamos a leer este artículo hasta el final.
¡Comencemos!
Capacidad financiera: definición e importancia
Hoy en día, la automatización de los procesos de una empresa, son un mecanismo imperante que camina a la par de su desarrollo económico, y se maneja de forma global. Y parte de ese avance va dirigido a la forma correcta de gestionar los recursos, para que la organización logre mantenerse a flote.
En el camino empresarial, eventualmente se presentan dificultades como la insolvencia, que impiden lograr el crecimiento y las metas planteadas a corto, mediano y largo plazo. Finalmente, todo se trata de la cantidad de dinero o patrimonio que se tenga para poder enfrentar las subidas y bajadas del oficio.
Y es allí justamente donde entra la capacidad financiera, como una herramienta para poder medir y gestionar los recursos de forma óptima, a fin de que las decisiones que se tomen sean acertadas, y estén alineadas con las metas por cumplir.
Como su nombre lo indica, la capacidad financiera es el nivel de liquidez que tiene una organización para realizar sus pagos de manera oportuna, aquí se incluyen sus posibilidades de invertir, el aumento o no del patrimonio e incluso la cantidad de pasivos que tenga.
Y conocer la condición económica real de la organización, es la única manera de poder precisar sus problemas de fondo y esos factores que impiden que se logre el desarrollo.
Evidentemente, si se detectan a tiempo, se evitan las crisis, pues los correctivos pueden hacerse oportunamente e incluso, antes de que puedan suceder las dificultades.
Importancia de medir la capacidad financiera
Si una empresa tiene políticas financieras que no la respaldan, difícilmente podrá sobrevivir. Tener un buen desempeño administrativo, estratégico y transparente permite que siempre se esté solvente y con liquidez.
Allí, radica la importancia de medir la capacidad financiera. Si una organización cuantifica todos sus recursos, podrá saber hasta dónde puede llegar, cuánto dinero gastar e inclusive, reducir el consumo si es necesario.
Es decir, si se logra una buena planificación económica, hay garantía de poder tener ahorros, y que la empresa permanezca en el mercado.
Buscar liquidez y solidez financiera
La realidad es que el tema de la capacidad financiera puede aplicarse a nuestra vida cotidiana: para poder pagar las cuentas y utilizar -por ejemplo- parte de nuestro salario para viajar, se debe conocer cuánto dinero se tiene y qué cantidad se puede tomar para no quedar en cero.
Esa es una manera sencilla de comprender las razones por las cuales en una organización, no se puede andar por las ramas, y que por el contrario hay que establecer firmes estrategias que permitan liquidez y solidez financiera.
Pero ¿cómo se mide ese nivel económico? A continuación te lo vamos a explicar.
Conoce cómo se mide la capacidad financiera
Lo primero que se debe hacer para iniciar la medición de la capacidad financiera es realizar un análisis completo de la situación de la empresa, que indique cómo es su comportamiento, la forma en la que interpretan sus procesos de gastos e inversiones, y cómo enfrentan el endeudamiento (de existir).
Como instrumento, este análisis representa una ventaja para el manejo gerencial de una empresa, pues mostrará si hay que realizar cambios en las políticas de inventario, crédito o cobro, limitar los gastos o enfocarse más en disponer dinero para realizar inversiones.
Además de eso, supone una transformación en la información que se origine del área contable, lo que resulta muy útil para planear nuevas estrategias financieras.
Entonces, para resumir esta fase de análisis previa a la capacidad financiera, se puede decir que ésta tiene tres etapas:
1. La conversión y utilización de información contable asentada en los reportes financieros.
2. Conseguir información fiel sobre la situación económica real de la empresa, para prevenir errores y tomar decisiones oportunas.
3. Conocer los resultados que se originan del diagnóstico y evaluación financiera realizada.
Y luego de esto, ya se puede tener un margen neto, que corresponderá a la relación que existe entre las ganancias y los ingresos totales.
Lo que sigue es precisar los indicadores que determinarán cuál es la sostenibilidad a largo plazo de la empresa.
Para ello se utilizan métricas financieras, estas se explicarán en las próximas líneas.
Indicadores para medir la capacidad financiera
1. Liquidez
Este es un punto clave para poder medir la capacidad financiera de una organización, y como ya hemos mencionado, es la cantidad de activos y dinero disponibles para honrar sus obligaciones en un período corto establecido.
Aquí se tienen en cuenta las métricas conocidas como razón corriente y razón rápida, vamos a definirlas:
- Razón corriente: permite determinar cuál es el índice de liquidez ante una contingencia o eventualidad, es decir, la capacidad de respuesta.
- Razón rápida: también se le conoce como prueba ácida, ya que es un indicador infalible y riguroso de liquidez, en el que se dividen los activos corrientes como efectivo y valores negociables, por el pasivo corriente. Si el resultado es inferior a lo esperado, es señal de advertencia.
Con esto, se obtendrá un panorama más específico y amplio, que al traspasarlo a la práctica, arrojará la capacidad de la empresa para cumplir con sus obligaciones.
2. Solvencia
Muy relacionada con la liquidez, está la solvencia, que se refiere a esa posibilidad que tiene una organización de honrar sus compromisos fielmente sin caer en préstamos. El índice de solvencia, calcula las deudas de una empresa a largo plazo, en relación a su patrimonio y activos.
Cabe señalar que la relación entre el capital y las deudas, es una variable sólida de la sostenibilidad, pues da una idea verdadera de las deudas frente al capital contable y genera confianza al momento de realizar inversiones.
Además, vale decir que en una relación deuda-capital que sea baja, implica que el número de operaciones que esté realizando una organización, son financiadas por accionistas y no por acreedores.
Esto es una ventaja que desde el punto de vista empresarial es positivo, porque los inversores no cobran ningún tipo de interés por el apoyo económico que brindan.
Esta conexión deuda-capital varía entre las organizaciones. Pero depende de las características y naturaleza de la empresa, la tendencia que tendrá: si es baja y se mantiene a lo largo del tiempo, indica que existe una base financiera sólida.
3. Rentabilidad
La rentabilidad es otro factor importante al medir la capacidad financiera de una empresa, y aunque increíblemente algunas organizaciones sobreviven con el tiempo sin ser sostenibles, este no es el deber ser.
Por mucho apoyo que se tenga de los acreedores o inversores, se deben alcanzar ingresos rentables que mantengan a raya el endeudamiento. El margen neto es una excelente métrica para evaluar la rentabilidad (ganancias netas e ingresos totales).
Si una empresa arroja un número de ganancias de 1 % o menos, tendrá cifras rojas porque ante cualquier aumento de los costos operativos, puede colapsar y acarrear consecuencias que pongan en riesgo su lugar en el mercado.
Por el contrario, un margen neto mayor al 1 %, otorga seguridad financiera, crecimiento y expansión.
4. Eficiencia operativa
Para conseguir el éxito financiero, es necesario que la empresa tenga eficiencia en sus operaciones. Este es quizás uno de los indicadores que proyecta los procesos de la empresa de una forma veraz y objetiva.
También está relacionado con el margen de ganancia operativa de una organización, posterior a la deducción de los costos de producir y comercializar los servicios y productos que se tengan, a nivel local o global.
Básicamente, indica si los procesos administrativos son fieles y caminan a buen ritmo, además de mostrar si la empresa es capaz de controlar los costos.
Si hay eficiencia operativa, se logra la sostenibilidad de la empresa y la fuerza para enfrentar los problemas.
KPIs de rendimiento
Los puntos de referencia explicados anteriormente, forman parte de las Key Performance Indicators (KPIs), es decir, los indicadores claves de rendimiento o métricas que sirven para medir el fracaso y el éxito.
Y aunque cada empresa puede tener sus propias KPIs, en gestión financiera son bien específicas porque tratan de ingresos y ganancias. Sin embargo se adaptan al perfil de cada organización y sus objetivos.
Hacerle seguimiento a los indicadores financieros, determina si una empresa realmente está logrando sus objetivos o no, y cuánto tiempo se invierte para conseguir cada una de las metas planteadas.
Sin importar si es una empresa pequeña o grande, es necesario que se tenga claro que las KPIs ayudan a consolidar el trabajo y conseguir grandes beneficios. Si a tiempo no se evalúan, se generan nuevos riesgos que sencillamente pueden evitarse con este instrumento de medición.
Otras métricas a tener en cuenta son:
- Margen bruto de utilidad: se refiere a cuánto dinero se genera para atender los gastos por cada ingreso obtenido.
- Rentabilidad sobre las ventas: es la conexión que hay entre las utilidades que se reflejan después de los ingresos y egresos, y que además pueden contribuir o restar capacidad para lograr una buena rentabilidad sobre las ventas.
- Rentabilidad sobre el patrimonio: calcula cuál es la cantidad de activos de una empresa, al establecer una relación entre el patrimonio total y los beneficios netos.
- Rentabilidad sobre los activos: establece una relación entre los beneficios netos y los activos totales, de esa manera mide la rentabilidad de la empresa.
- Utilidad por acción: mide la eficacia de la administración a fin de generar herramientas que permitan la participación y toma de decisiones.
Ahora bien, teniendo en cuenta que una efectiva administración financiera permite que la organización mantenga su liquidez y un estable flujo de caja, debemos mencionar algunos puntos que hacen posible que una empresa sea exitosa.
A continuación, sabrás cuáles son.
7 hábitos empresariales para alcanzar la capacidad financiera
A medida que una empresa va creciendo, se debe lograr un ideal control y gestión de todos los procesos administrativos, por eso debe existir un equipo dedicado que se encargue solo de la parte financiera.
Y es que el éxito de cualquier organización, depende de un buen manejo de los ingresos, de la innovación y ser competitivos en relación a otras empresas.
Si se quiere alcanzar la total capacidad financiera y tener una buena salud empresarial, se deben tener en cuenta los siguientes hábitos:
1. Tener un administrador financiero capacitado
El administrador financiero es clave en una empresa, es una figura que toma decisiones importantes y que tiene que ver directamente con la administración de activos, inversiones, control de gastos, fuentes de financiamiento y la maximización de utilidades.
Por eso, su papel influye en si se logra o no tener capacidad financiera. Si toma malas decisiones o ejecuta procesos de manera incorrecta que pongan en riesgo el capital (como malas inversiones), se originarán complicaciones graves que no tendrán marcha atrás.
El gestor financiero debe estar titulado y tener experiencia comprobable.
2. Informes financieros constantes
Como ya se mencionó, los informes financieros permiten tener un panorama económico real de la empresa, por eso al hacerlos de manera periódica, se puede lograr dar grandes pasos que permitan alcanzar la capacidad financiera.
A través de los informes, se miden los puntos económicos claves para mantener a la empresa en un nivel óptimo, sin necesidad de acceder a tantos créditos, manteniendo sus ahorros y patrimonio.
3. Realizar el análisis de los estados financieros
Este punto se refiere al monitoreo constante de los estados financieros, con el fin de conseguir que la organización tenga una estructura económica equilibrada, esto mejorará aspectos como las negociaciones, la toma de decisiones y el costo del endeudamiento.
4. Tener presentes los recursos de financiamiento
Si bien es cierto que hay que estar alerta de no asumir préstamos o créditos sin medida, también lo es que las organizaciones necesitan ese impulso en sus flujos de caja para mantenerse a flote.
Por ello, conocer con detalle cuáles son las opciones que se tienen y cuáles son las herramientas de financiamiento a las cuales se puede acceder, es una forma de hacer crecer la empresa porque dará apertura a nuevas inversiones.
5. Crear un fondo para emergencias
Un fondo de reserva, es una forma ideal de que la empresa tenga un plan b, a la hora de que se presente una situación inesperada. Dependiendo del tamaño de la organización, se puede calcular de cuánto deben ser esos ahorros.
Por lo general, se recomienda que el monto sea el equivalente de tres a seis meses de gastos de la organización. Este dinero es una reserva, no debe guardarse ni en caja, ni en la empresa, sino en una entidad financiera donde se puedan obtener ganancias.
6. Precisar las metas financieras
Para alcanzar la capacidad financiera, hay que tener bien establecidas cuáles son las metas a lograr y en cuánto tiempo. Sin esto, difícilmente se podrá dar seguimiento a los progresos.
Las metas deben ser específicas, alcanzables, medibles y relevantes. Esto ayudará a tener control total.
Algunos ejemplos son:
- Aumentar los ingresos.
- Reducir los gastos mensuales.
- Salir del endeudamiento.
- Llevar a cabo buenas inversiones.
- Estar actualizados en cuanto a la automatización de gestión de gastos.
- Ser referencia en el mercado, de una empresa líder, sólida y equilibrada.
- Garantizar la sostenibilidad financiera.
- Satisfacer las necesidades de la empresa.
- Mejorar las políticas de pago.
7. Invertir en educación financiera
El constante aprendizaje sobre todo lo que tiene que ver con finanzas, tiene mucho que ver en el plan de alcanzar la capacidad financiera de una empresa. Un equipo preparado y que siempre esté a la vanguardia en los procesos y operaciones, estará comprometido en conseguir que la organización aumente su patrimonio e ingresos.
Hay que dedicar tiempo a fortalecer los conocimientos financieros, para explotar las habilidades de los trabajadores y que éstos tengan una mejor participación.
Además, tiene otras ventajas:
- Evaluar riesgos.
- Saber identificar oportunidades de inversión.
- Planificar el futuro de la empresa.
- Administrar mejor los recursos y bienes.
- Resolver de una manera más efectiva las emergencias.
- Conocer las necesidades reales de la organización.
- Tener mayor credibilidad a la hora de arrancar nuevos procesos internos.
¡Llegamos al final!
Como puedes ver, la capacidad financiera permite conocer la situación real de una empresa. Esto significa poder conocer de manera objetiva, si tiene el dinero suficiente para honrar sus pagos en los períodos establecidos, o si por el contrario tiene problemas de flujo de caja y liquidez (riesgo de quiebra).
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