Me acuerdo perfectamente del día en que pedí mi primera pizza a domicilio. Por un lado, sentí la emoción que me provocaba llamar y pedir lo que más me gusta para comer en casa; y, por otro, algo que no esperaba…¡El escándalo que acompañó la espera!
Y es que cuando con mis hermanos vigilábamos ansiosos por la ventana, atentos a la llegada del pedido, vimos en primera fila cómo el chico de la entrega, al no disminuir la velocidad cuando pasaba por el lomo de toro, cayó e hizo volar por los aires la pizza napolitana que llevaba. La caja de cartón semi abierta quedó tirada en el asfalto a merced del cachupín que resguardaba el pasaje y, claro, pasó lo que tenía que pasar: se la comió.
Cuando al segundo intento, finalmente, llegó la pizza, fue como si alguien hubiese hecho un truco de magia. Yo tenía quince años y, desde que había visto E.T., soñaba con pedir una como la que vi en la película directo a mi domicilio. La emoción de poder hacer lo mismo que unos chicos de California hacen un viernes por la noche fue un cambio de paradigma en mi vida. De eso han pasado casi 30 años.
Dicen que los buenos inventos son aquellos que dan solución a algo que nos duele, y claro que tiene que haber sido doloroso para nosotros, como chilenos, hacer pizzas caseras. En esa época a muchos nos quedaban malitas, porque, en realidad, lo nuestro eran más las empanadas y las sopaipillas.
Pero, nada duele más que perder el tiempo en filas eternas, haciendo trámites y esperando firmas que liberen documentos que necesitamos con urgencia, sobre todo cuando lo único que queremos es relajarnos para poder ir a casa a ver una película comiendo pizza. Por suerte, la idea de ir a la notaría y pasar horas en busca de esas valiosas firmas y trámites es algo que está quedando en el pasado. La irrupción de lo digital ya es total y hoy existen servicios que dan solución a esa molesta sensación de ansiedad que nos provoca ver cómo las horas pasan lento, mientras el número 99 espera en nuestro bolsillo y la pantalla recién marca el 13. Corrijo, cuando van en el número 12, porque no falta la señora a la que le faltó un documento y se devolvió.
FirmaVirtual es, en 2021, lo que pedir pizza a domicilio fue en 1992. Es decir, no hay vuelta atrás. Nunca volverás a hacer las cosas de otro modo. Lo mismo que con Uber y su llegada a Chile en 2014: apuesto a que nunca más tomaste un taxi en la calle.
Con FirmaVirtual puedes hacer todos los trámites que requieran firmas y timbre notarial. Y, lo mejor, es que evitas contagiarte de coronavirus en un lugar lleno de personas respirando el mismo aire, sin ventilación alguna. Por si fuera poco, ayudas al medioambiente al no consumir papel. ¿Compraste o vendiste un inmueble y necesitas que varios firmen a la vez? No hay problema, todos firman a distancia la promesa de compraventa, dejando en manos de la empresa su debido resguardo para acceder a ellos cuando quieras con una fácil descarga.
Son en promedio 4 horas las que puedes ahorrar usando este servicio, dejando tiempo para lo realmente valioso… pedir una pizza y ver una buena película.
por Álvaro Urrejola
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